En el cine que trabaja con la realidad, la escritura es un proceso continuo y tan imprescindible como en la ficción. No obstante, tiene sus particularidades y, como sucede en general con el proceso creativo de cada película, existen variadas formas de abordar la escritura, y en consecuencia, de elaborar el guion de un documental. Una tentativa de metodología de escritura partirá de la identificación de la motivación o semilla que genera la idea, la investigación en profundidad del objeto de la película y de la adopción de un punto de vista. Todos ellos son pasos necesarios para pensar en el dispositivo desde el que construir la película. A partir de este punto, se plantea el guion, narrativa y formalmente, teniendo en cuenta las cuestiones ética involucradas en la representación de la realidad.
El proceso de creación de una película documental se comienza identificando una idea potente que resuena en el cineasta. Esta idea única se reconoce por su capacidad para provocar una respuesta emocional y un impacto significativo en el autor. La película surge de diversas fuentes: una persona, un acontecimiento, un hallazgo o una reflexión. La motivación para transformar esta idea en película puede ser personal, creativa o política, impulsando al cineasta a compartir su visión única con el mundo con los potenciales espectadores.
Toda película documental es una investigación, un viaje en el que exploramos un lugar desconocido, geográfico y/o humano, en el que hemos de sumergirnos para encontrar la mejor manera de contar esa historia. En este punto, el cineasta se abre al mundo real para aproximarse a las personas con las que trabajará en su película, en quienes reconocerá a los personajes de la historia. Paralelamente, comienza un exhaustivo estudio sobre el tema a desarrollar y la búsqueda de referentes estéticos con el objetivo de encontrar una mirada única y coherente.
El encuentro con el punto de vista es un paso fundamental en la construcción de un film documental. Sin duda, parte de un estar político en el mundo que nos servirá como brújula o guía para tomar las decisiones que definirán el proceso creativo de la película. De aquí en adelante, se puede definir una metodología concreta y un dispositivo que ayudará indudablemente a desarrollar los recursos expresivos, narrativos, visuales y sonoros.
La última etapa de este itinerario puede pasar por el desarrollo de un guion previo que permita al cineasta afrontar el rodaje y el montaje de su obra. En él se precisan la estructura del film, se editan los personajes, identificando sus características relevantes, y se trabaja en los recursos expresivos que se van a utilizar. La escritura en este punto, siempre se realiza atendiendo a las cuestiones éticas implícitas en la película y que condicionará la elección de las claves estilísticas y formales.